viernes, 10 de mayo de 2013

DEDICATORIA PARA ANTONIA MARCHANTE Y FOTOS DEL DÍA DE LA MADRE


Corría 1933 cuando las mujeres en España podían ejercer el derecho al voto por primera vez en la historia. Eran otros tiempos.
        
         Este mismo año, en una pequeña población de Vejer, José y Francisca ven nacer a nuestra madre homenajeada de hoy. Y en este mismo  pueblecito que para más señas se llama El Soto, se crió ella. Todos hemos sido jóvenes y alguna trastada se ha hecho….nuestra madre de hoy una vez se vistió de blanco y se colocó debajo de un árbol y tal fue la sorpresa de los hombres que estaban trabajando en la zona cuando la vieron que afirmaban que habían visto a la virgen.

         Eran cuatro hermanos, de los cuales ella era la única mujer. Y no por ello no trabajó en las huertas de la zona a parte de las tareas de la casa junto a su madre.
        
         Pero para ella cambió todo cuando en 1961 se casa con Manolo y se viene a vivir a Cantarranas. Aunque el modo de vida era alrededor siempre del campo y ganado. Tuvo y tiene tres hijos, Juan José, Paqui e Inma.

         Es una madre muy familiar, siempre al cuidado de sus hijos. Aunque en un toro embolao, en Vejer, venían de la calle al piso y sin pararse a pensar se metieron en el recorrido. Tal desconcierto tuvieron que en vez de llevar a su hija pequeña Inma de la mano, agarró a otro niño saliendo corriendo con él. Igualmente Inma salía corriendo cuando veía aparecer en su casa a Paco Márquez jeringa en mano. No veía boquete por donde escaparse, a pesar de que le madre la tuviera amenazada con dosis de escoba.

         Ese papel de madre siempre lo ha tenido. Como con su hija Paqui cuando le daba miedo dormir sola y se iba con ella. Manolo puede dar fe. Y seguro que puede recordar cuando esta misma hija veía pasar una cigüeña y le pedía una hermana que se llamara Inma. Y hay que decir más le pese y diga que los quiere a todos por igual, que Paqui era su ojito derecho.

         Juan José fue con quien más tuvo que suspirar y contar  hasta diez. Era muy trabajoso para comer de pequeño, pero ella siempre al pie del cañón para que comiera. Quizás una forma de devolverle la jugada a su madre, Juan José amarraba a su hermana Paqui en la estancia y tenía que ir su madre a desatarla. O cuando a escondida de la madre, Juan José corría por un maíz más alto que él para ir a la casa de su tío Antonio para encontrarse a su primo Juan. Aunque más de una vez solo por el “raspajeo” del maíz sabía quién iba por ahí que se las pelaba. No es fácil engañar a la experiencia.

         Nuestra madre de hoy le  gustaba mucho las fiestas de Vejer como ferias, Semana Santa, agosto con la Virgen de la Oliva,… Pero quizás más que esto, a ella le gustaba las matanzas familiares. Ya fuera en El Soto o en Cantarranas, ella se lo pasaba bien. Se sentía entre los suyos y eso le reconfortaba. También le gustaba el ratillo de charla que se pegaban a la fresca de la tarde en la era a la entrada de garabito. En la misma zona donde tiene su hija Inma la casa.

         Han pasado los años y en un chasquido de casi 80 años ha pasado de ser la niña que correteaba por las huertas de El Soto a abuela. Son 6 nietos los que tiene. Y parece ser que la más chica de todos, María, es su debilidad.

         A pesar de los años, el hogar es el hogar. Su casa siempre está llena de vida. Rara es la ocasión que pasas por su casa y no ves a ella misma delantal plantado, a su marido Manolo, a sus hijos y a nietos revoloteando por el patio.  

         La vida te da tragos dulces y amargos. Pero quizá valga la pena el resultado final. Ese resultado es el que tienes tú ahora. Te rebosa cariño de tu familia y eso es lo que da calor al hogar.

         Que tu modo de ser hija, madre, mujer y abuela sirva de espejo para quien se quiera mirar.  Hoy celebramos el día de la madre y queremos rendirle nuestro humilde pero sincero homenaje a Antonia Marchante García.































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