jueves, 20 de enero de 2011

NI JAULAS NI PECERAS


Estos pollitos han tenido la suerte de no nacer con el destino de vivir en una nave de engorde, todos amontonados para terminar boca arriba y desplumado en un mostrador refrigerado de cualquier centro comercial.
Están libres en el campo. Será la caprichosa selección natural (y la suerte) quien dicte quien vivirá y quien no. Pero mientras tanto correrán y aletearán alrededor de su madre.
Por cierto, el pollito rubio habrá salido al padre.

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